Según una encuesta a madres y padres de todo el país que participaron del segundo Encuentro Nacional de Familias por la Educación, 8 de cada 10 familias valorarían más espacios de participación en las escuelas de sus hijos e hijas. Además, 6 de cada 10 familias señalan que a partir de la pandemia se involucraron más con la educación de sus hijos.
Un dato significativo es que 6 de cada 10 familias (62%) señalan que a partir de la pandemia se involucraron más con la educación de sus hijos. Para potenciar su compromiso, 8 de cada 10 encuestados (83%) valorarían que hubiera más espacios de participación en las escuelas de sus hijos e hijas.
Los datos surgen del informe “Continuidad escolar y participación: la opinión de las familias del ENFE”, del Observatorio de Argentinos por la Educación, con autoría de Gustavo Iaies (ESEADE), Gabriela Catri, Martín Nistal y Víctor Volman (Observatorio de Argentinos por la Educación). El informe se basa en los resultados de una encuesta a 330 participantes del ENFE, un encuentro virtual que reunió la semana pasada a madres y padres de estudiantes de nivel primario y secundario, bajo la consigna “El desafío de la continuidad escolar” y con el objetivo de intercambiar ideas para fortalecer su participación en la mejora de la educación argentina.
El cumplimiento del calendario escolar es una preocupación importante para el 95% de los padres y madres que participaron del segundo Encuentro Nacional de Familias por la Educación (ENFE), según una encuesta realizada a los participantes, provenientes de todo el país. El 98% de los encuestados considera importante que la publicación de los calendarios escolares de cada jurisdicción sea clara y transparente.
“Los resultados de la encuesta muestran que no termina de constituirse un ámbito de toma de conciencia y decisiones de la sociedad civil. En este sentido, hay que pensar en modos de representar las ideas de los padres y madres respecto de la evolución de la situación educativa. Es necesario reunir la opinión de los padres y sus demandas respecto de lo que ocurre en las escuelas y lo que esperan para sus hijos”, afirma Gustavo Iaies, coautor del informe.
Casi todos los respondientes (93,2%) reconocieron que el piso mínimo de 180 días de clase establecido por ley no se cumple en la mayoría de las escuelas argentinas. Para 7 de cada 10 encuestados (71%), los días efectivos en la escuela son menos de 170.
Guillermina Tiramonti, investigadora de FLACSO sostiene que “con el tiempo no alcanza. Las familias tienen en alta consideración el tiempo que sus hijos pasan en la escuela, por esa razón en un 95% demandan que se cumpla el calendario escolar. Sin embargo, el tiempo por sí solo no garantiza calidad en la educación de sus hijos.” Además, agrega que “es importante que los padres comiencen a valorar no solo permanencia en la escuela, sino también un uso eficiente de ese tiempo para que en su transcurso sus hijos aprendan.”
Entre los motivos de este incumplimiento, las familias mencionan en primer lugar la falta de condiciones estructurales del sistema educativo (infraestructura, cantidad de docentes, suplentes, entre otros). También señalan la falta de coordinación entre los distintos niveles de gobierno de los distritos y las escuelas, así como los paros docentes.
Con respecto a las consecuencias de las continuas interrupciones en el calendario escolar, los encuestados identifican como principales problemas las pérdidas de aprendizaje (91,1%), el impacto sobre la salud emocional de los estudiantes (69,6%) y el impacto en los vínculos entre alumnos y docentes (66,4%).
“Las familias han comprendido que depende más de la voluntad política velar por el cumplimento del deber de enseñar, que de la presión de los sindicatos; identificando además la falta de condiciones estructurales y descoordinación entre las escuelas y las autoridades como el principal obstáculo para la pérdida de hora de clase”, afirma María Cristina Gómez, directora de la Red de Educadores Innovadores. Asimismo, resalta “que las familias comprendan la dinámica del sistema y deseen formar parte de la solución y de un cambio, es sin duda, muy auspicioso, y derriba el mito que asociaba su reclamo a la escuela-guardería. La pregunta que surge es acerca de cuáles serán los canales que permitan sacar provecho de esta nueva alianza entre escuela y familia”.