Un estudio de la Universidad de Utrecht (Holanda) analizó efectos de políticas universales de cuidado y educación de la primera infancia y encontró que la calidad de los servicios es un factor crítico para que los efectos sean positivos. En Argentina crece la cobertura del nivel inicial, pero persisten desafíos en torno a la calidad de la oferta.
Además, cierta evidencia indica que los programas más intensivos (es decir, aquellos que son de jornada completa) producen efectos más favorables que aquellos de tiempo parcial.
El estudio concluye que las políticas universales de cuidado y educación de la primera infancia tienen efectos mixtos, tanto cuando se toma como resultado el nivel de desarrollo cognitivo de los chicos (los aprendizajes posteriores medidos a través de pruebas estandarizadas), como cuando se consideran los ingresos en la adultez. La calidad aparece como una cuestión clave para que esos efectos sean positivos.
En Argentina la tasa neta de escolarización de pre-primaria, es decir, el porcentaje de niños y niñas con edad correspondiente al nivel inicial que efectivamente están escolarizados, pasó de 69,4% en el año 2012 a 74,9% en 2016 (último dato disponible), según datos del Instituto de Estadísticas de UNESCO. Mientras la cobertura del nivel inicial se incrementa, existe un desafío complementario en torno a la calidad del servicio.
El estudio, titulado “¿Los niños se benefician de programas de cuidado y educación universal de la primera infancia? Un meta-análisis de la evidencia de experimentos naturales”, fue publicado en la edición de octubre de 2018 de la revista Economics of Education Review. Se basó en el análisis de 30 estudios realizados entre 2005 y 2017 en países occidentales desarrollados: Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Europa Occidental.