En los últimos 10 años se han desarrollado planes educativos nacionales, como el Plan Decenal de Educación (2010) o el Plan Maestro (2016), que no se han consolidado como políticas de Estado. Otros países de la región, en cambio, han logrado acordar planes a mediano plazo con metas claras, financiamiento e indicadores de monitoreo.

Contar con un plan educativo a mediano plazo con prioridades definidas, metas y estrategias realistas, presupuesto que defina cuánto y en qué se invierte y cuál será la fuente de financiamiento, acciones a ejecutar y responsabilidades, así como una contraparte de monitoreo y evaluación, es esencial para generar compromisos que trasciendan los distintos gobiernos. Ese es el punto de partida del informe “¿Qué planes educativos se intentaron impulsar en la Argentina?”, del Observatorio Argentinos por la Educación, con autoría de Ivana Zacarias, de la Universidad de Barcelona.

A nivel mundial, 94 países cuentan con un plan nacional de educación reciente, mientras que en la región son 15 los países con planes multianuales, según datos de UNESCO. El informe del Observatorio describe algunos planes educativos desarrollados en países de América Latina como Brasil, Ecuador, Colombia, México y Perú. Para cada uno de ellos, se identifican las metas, los objetivos, las acciones prioritarias y los indicadores de monitoreo. En varios casos se trata de planes decenales (Brasil, Colombia, Ecuador); en otros se enmarcan en planes de desarrollo nacional más amplios (Perú, México). Ciertos planes han sido aprobados por el Poder Legislativo (Brasil), otros han involucrado participación ciudadana (Colombia) o han sido sometidos a consulta popular (Ecuador).

Los antecedentes nacionales: el Plan Decenal y el Plan Maestro

El informe del Observatorio también repasa las iniciativas recientes de este tipo en nuestro país, como las Bases para un Plan Decenal en Educación (2010) y el Plan Maestro (2016). Ninguno de los dos logró fortaleza institucional: el Plan Decenal, liderado por el ex ministro de Educación Juan Carlos Tedesco desde la Unidad de Planeamiento Estratégico y Evaluación de la Educación Argentina, no llegó a implementarse; mientras que el Plan Maestro tampoco logró convertirse en ley y algunos de sus objetivos, como la protección de la inversión educativa del 6% del PBI, no se cumplieron.

Aunque fueron elaboradas por gobiernos de signos políticos diferentes, ambas iniciativas presentan líneas de continuidad, lo que permite identificar puntos de consenso en el debate educativo argentino en torno a políticas prioritarias para los próximos años.

Entre otras coincidencias, ambos planes:

  • reconocen la importancia de la Ley de Financiamiento Educativo y la Ley de Educación Nacional, y declaran protegida la inversión en educación para que no pueda ser objeto de ajustes; 
  • enfatizan la necesidad de universalizar la educación para la primera infancia;
  • garantizan la obligatoriedad de la secundaria; 
  • buscan mejorar los resultados de aprendizaje; 
  • priorizan la expansión de la jornada extendida en todas las escuelas de gestión estatal; 
  • apuntan a disminuir la proporción de estudiantes en escuelas especiales y a escolarizarlos en escuelas comunes; 
  • aspiran a mejorar la formación docente inicial y continua y las condiciones de trabajo; 
  • alientan la universalización del acceso a las nuevas tecnologías; 
  • procuran articular la escuela con el sistema de educación superior y con el mundo del trabajo.