La estructura del financiamiento educativo es heterogénea entre las provincias, lo que determina distintos niveles de dependencia de la Nación. En un extremo, en Santiago del Estero el 53% del gasto educativo provincial se financia con fondos nacionales. En 12 provincias, los fondos nacionales representan entre el 30% y el 40%. En el extremo opuesto, en 3 de las provincias patagónicas la participación oscila entre 11% y 15%.
Los datos surgen del informe “¿Cómo y cuánto se invierte en la educación argentina?”, del Observatorio Argentinos por la Educación, con autoría de Agustín Claus, docente de Economía de la Educación de FLACSO, que analiza la evolución y la estructura del gasto educativo en la Nación y las provincias.
Las provincias destinan, en promedio, el 96,6% de sus presupuestos a salarios y otros gastos corrientes, mientras que el gasto en infraestructura y equipamiento es, en promedio, 3,4%. En 2017 (último dato disponible), el porcentaje de gastos de capital (en infraestructura y otros bienes durables) alcanza un máximo en San Luis (16,5%) y un mínimo en Santa Cruz (0,8%). “La magnitud que representan los salarios docentes en los presupuestos provinciales conlleva la necesidad de que la Nación financie políticas educativas tendientes a mejorar la equidad”, plantea Claus en el informe.