A 6 de cada 10 estudiantes argentinos de 15 años (63%) les preocupa no tener suficiente dinero para hacer lo que les gustaría después del último año de la secundaria: las restricciones económicas limitan su horizonte de aspiraciones y pueden llevarlos a adelantar la inserción laboral o postergar su formación. La preocupación económica asciende al 67% entre los chicos de menor nivel socioeconómico y se reduce al 55% entre los de sectores favorecidos. En los países de la OCDE, el promedio es 52%.

El 65% de los estudiantes argentinos se siente bien informado sobre las opciones educativas o laborales luego de terminar la escuela. El porcentaje es similar al promedio de la OCDE (67%), pero está por debajo de varios países de la región: Colombia (77%), Costa Rica (75%), Panamá (74%) y Perú (73%). En ese sentido, el informe resalta la necesidad de fortalecer los dispositivos escolares de orientación, sobre todo en el último tramo del secundario.

Según 3 de cada 4 estudiantes (76%), la escuela les enseñó cosas que podrían ser útiles para el trabajo: la gran mayoría piensa que hay un vínculo entre lo aprendido en la escuela y su futura inserción laboral. Además, el 64% considera que el colegio los ayudó a tener confianza para tomar decisiones. En ambos casos, las cifras son mayores que para el promedio de los países de la OCDE (67% y 57% respectivamente).

En Argentina la presión familiar aparece como un factor determinante en las trayectorias de los jóvenes: casi la mitad de los estudiantes (47%) siente presión por parte de su familia para seguir un camino específico después de la secundaria, ya sea ir a la universidad, trabajar en un negocio o aprender un oficio. Es la cifra más alta de la región y supera el promedio de la OCDE (35%). Hay diferencias notables por nivel socioeconómico: en el quintil más bajo, el 55% de los estudiantes siente esta presión, frente al 38% en el quintil más alto.