Las pruebas Aprender han permitido consolidar una “cultura de la evaluación” en Argentina: la frecuencia se volvió más previsible y se puso el foco en Lengua y Matemática. Sin embargo, sigue habiendo desafíos significativos en la cobertura de las pruebas, los bajos niveles de desempeño de los estudiantes y las brechas de aprendizaje.

Los hallazgos surgen del informe “¿Qué aprendimos de Aprender?”, de Argentinos por la Educación y Educar 2050, con autoría de Alejandro Ganimian (Escuela de Educación de Harvard / Universidad de Nueva York) y Verónica Mesalles (Universidad de Nueva York), donde se repasa el desempeño de las 24 jurisdicciones argentinas en las evaluaciones educativas nacionales entre 2016 y 2023, que será presentado en el marco del XVII Foro de Calidad y Equidad Educativa de Educar 2050 el 28 de noviembre.

El documento destaca que desde 2016 las pruebas Aprender se aplican todos los años, alternando entre la evaluación censal de primaria (en 6° grado) y la de secundaria (en 5° o 6° año, según la jurisdicción). En primaria, las pruebas fueron mejorando su cobertura (es decir, el porcentaje de estudiantes evaluados), pero en secundaria, 1 de cada 4 estudiantes no participa, y ese déficit afecta la representatividad de los resultados, así como la posibilidad de hacer comparaciones en el tiempo.

Las evaluaciones muestran que persisten los bajos niveles de aprendizaje, sobre todo en Matemática en secundaria, donde 8 de cada 10 estudiantes quedan por debajo de los desempeños esperados. El informe también advierte que el porcentaje de estudiantes que no logran los aprendizajes mínimos es aún más alto en las pruebas internacionales.

Al analizar los desempeños, se observa que el porcentaje de estudiantes en los niveles más bajos aumentó en casi todas las materias y años desde 2016 (excepto en Lengua en el último año de secundaria). Los porcentajes de estudiantes con bajos desempeños todavía no volvieron a los niveles prepandemia y, en varios casos, superan las cifras registradas en 2016.

Mientras tanto, el porcentaje de estudiantes que alcanza aprendizajes de excelencia es pequeño: entre 1 y 3 de cada 10 estudiantes se desempeñan en el nivel avanzado. Estas cifras han disminuido con respecto a 2016 y son mucho más bajas aún en las pruebas internacionales. En Matemática, en el último año de secundaria, la mitad de las jurisdicciones argentinas no tiene estudiantes en el nivel más alto.

Hay asimetrías significativas entre el desempeño de los estudiantes más pobres y los más ricos. La brecha entre estudiantes del nivel socioeconómico más bajo y más alto es de entre 29 y 36 puntos; viene aumentando en Lengua pero se redujo en Matemática.

A partir de la información relevada, los autores proponen una serie de recomendaciones para seguir fortaleciendo las pruebas y la “cultura de la evaluación” en el sistema educativo. Esas recomendaciones incluyen:

● Determinar por adelantado la frecuencia, materias y grados/años que se evaluarán, para seguir reforzando la previsibilidad y la utilización de los datos de las pruebas.

● Repensar los indicadores que se incluyen en los informes, para evitar el foco exclusivo sobre los aspectos más negativos y ampliar el rango de indicadores que se discuten en los medios y en la sociedad civil.

● Revisar los aspectos técnicos de las pruebas, para entender por ejemplo por qué sus resultados difieren de los que surgen de las evaluaciones internacionales, pero preservando la comparabilidad en el tiempo.

● Fortalecer las capacidades de evaluación de las provincias, para diversificar la información con la que cuentan y reducir su dependencia del gobierno nacional.